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"The Whole is the Untrue"

  • Writer: MIGUEL A MERCADO-MORALES
    MIGUEL A MERCADO-MORALES
  • Apr 15
  • 4 min read

Updated: May 12


En su escrito “The whole is the untrue”: on the necessity of the fragment, Ian Balfour compara las teorías sobre el arte de Georg Wilhelm Friedrich Hegel y Theodor Adorno a partir de sus respectivas afirmaciones "The true is the whole" (Lo verdadero es el todo) y "The whole is the untrue" (El todo es lo no verdadero). 

 

El pensamiento de Georg Wilhelm Friedrich Hegel está anclado en la idealización hegeliana del arte y la filosofía. Hegel argumenta que la verdad se encuentra en la totalidad. Para él, una obra de arte alcanza su significado completo solo cuando consideramos la totalidad de sus elementos y su contexto. Esto implica que el valor de una obra se determina por su capacidad para integrar diversos aspectos en un todo armónico. En la arquitectura, esto se traduce en la idea de que un edificio debe funcionar como un todo, donde cada parte (forma, función, material, contexto) contribuye a una experiencia cohesiva. La visión de Hegel implica que el todo y las partes son interdependientes. La verdadera esencia de un objeto arquitectónico o una obra de arte solo puede percibirse plenamente cuando se considera dentro del contexto de su totalidad. Esta perspectiva fomenta un enfoque en la cohesión y la síntesis en el diseño arquitectónico, buscando una integración perfecta, inclusive, entre el edificio y su entorno. Un arquitecto que adopta la visión hegeliana podría enfocarse en crear edificaciones que sean totalidades bien integradas, donde cada elemento constructivo y decorativo se relacione con los otros de manera coherente.

 

En contraste, Adorno presenta una crítica a la noción hegeliana del todo. Su lema "The whole is the untrue" sugiere que la búsqueda de una integración completa puede llevar a la negación de las realidades complejas y fragmentarias del mundo contemporáneo. Para Adorno, las obras de arte, al ser fragmentarias, reflejan los conflictos y tensiones de la sociedad. Esta perspectiva fomenta un enfoque arquitectónico que reconoce y valida la diversidad y la disonancia en lugar de forzar una armonía que podría resultar superficial. Adorno argumenta que la fragmentación es inherente al arte y la arquitectura contemporáneos. Las partes pueden tener sus propias verdades y significados, y en lugar de buscar una reconciliación total, Adorno invita a aceptar y explorar las tensiones y ambigüedades que surgen en el proceso de diseño. Esto puede llevar a un enfoque más experimental y crítico en la arquitectura, donde se valoran las singularidades y se cuestionan los conceptos de unidad y perfección. Un arquitecto influenciado por Adorno podría centrarse en la creación de espacios que permitan la exploración de lo fragmentario y lo diverso. Este enfoque podría dar lugar a diseños más audaces que cuestionen las normas convencionales, utilizando materiales innovadores y formas no tradicionales.

 

Las afirmaciones de Hegel y Adorno presentan dos enfoques diferentes pero complementarios en la práctica arquitectónica. Mientras que Hegel aboga por una comprensión integral que celebra la cohesión y el orden dentro de un contexto más amplio, Adorno pone en relieve la importancia de la fragmentación y la diversidad en la experiencia estética.


Museo Guggenheim Bilbao (Frank O. Gehry)


El Museo Guggenheim Bilbao se alinea con la visión de Adorno sobre la fragmentación. A primera vista, el edificio parece una colección de formas dispares y caóticas, con superficies de titanio que se curvan y entrelazan de manera aparentemente aleatoria. Esta fragmentación refleja la complejidad y la falta de armonía inherente al mundo moderno. Gehry se desvia de la creación de una totalidad fuertemente acoplada. En cambio, el museo se presenta como una serie de elementos distintos que coexisten en tensión. Las diferentes formas y materiales se yuxtaponen, creando una experiencia visual dinámica y estimulante, pero también desorientadora. Cada fragmento del museo tiene su propia identidad y expresión. Las curvas de titanio, los muros de piedra caliza y las ventanas de vidrio se combinan para crear una variedad de espacios y perspectivas que ofrecen diferentes experiencias sensoriales. Esta diversidad refleja la idea de Adorno de que la verdad puede encontrarse en las partes, en lugar de en el todo.

Museo Guggenheim de Bilbao de Frank O. Gehry (Fotos obtenidas de isado.net)


En contraste con el Guggenheim, el Palacio Kursaal se acerca más a la visión de Hegel sobre la totalidad. El edificio se compone de dos grandes cubos de cristal que se elevan sobre una plataforma de piedra, creando una forma geométrica simple y clara. Esta simplicidad refleja la búsqueda de un orden y una armonía que trascienden la complejidad del entorno. Moneo buscó integrar el Kursaal con el paisaje urbano y natural de San Sebastián. El edificio se sitúa en una zona de transición entre el casco antiguo y la parte moderna de la ciudad, creando un diálogo entre estos dos contextos. La elección de materiales como la piedra arenisca y el vidrio también contribuye a la integración del edificio con su entorno. El diseño del Kursaal se basa en la funcionalidad y la claridad espacial. Los espacios interiores están organizados de manera lógica, con áreas claramente definidas para congresos, conciertos, exposiciones y areas para circular y socializar. Esta organización refleja la idea de Hegel de que una obra de arte alcanza su significado completo solo cuando consideramos la totalidad de sus elementos y su contexto.

Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal de Rafael Moneo (Fotos obtenidas de isado.net)

 
 
 

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