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La superficie

  • Writer: MIGUEL A MERCADO-MORALES
    MIGUEL A MERCADO-MORALES
  • Mar 17
  • 3 min read

Updated: May 12


Guggenheim de Bilbao de Frank O. Gehry y el Krusaal de Rafael Moneo en San Sebastián -(Fotos obtenidas de isado.net)


La superficie es con lo primero que interaccionan los seres humanos cuando experimentan un edificio. Es lo que define como interacciona el edificio con su entorno y como es percibido por los que experimentan su forma.  La superficie puede jugar con la percepción del entorno, puede disolver los límites entre el edificio y su contexto o su forma ser totalmente disruptiva.  Los arquitectos entienden muy bien el rol de la superficie y la utilizan no solo para envolver la estructura, sino como un medio fundamental para expresarse y comunicar ideas, emociones y conceptos.  En muchas obras arquitectónicas icónicas la superficie del edificio “disimula” o no es posible corresponderla con la estructura del edificio, que responde más al uso del edificio.


Los arquitectos usan distintos materiales para generar sensaciones específicas y escogen texturas que pueden transmitir calidez, frialdad, rusticidad, o modernidad.  Las formas y la geometría que asumen las superficies pueden expresar dinamismo o estabilidad.  Como interactúa la superficie con la luz puede crear efectos visuales que pueden hacer que el espacio se sienta ligero, pesado, vibrante, o sereno. En muchas obras arquitectónicas icónicas la superficie del edificio “disimula” o no es posible corresponderla con la estructura del edificio, que responde más a su uso.


El Guggenheim de Bilbao de Frank O. Gehry y el Kursaal de San Sebastián de Rafael Moneo son dos ejemplos icónicos de cómo los arquitectos utilizan la superficie para expresar ideas y responder a su entorno, aunque con vocabularios distintos.  Gehry utiliza paneles de titanio curvados que generan una piel ondulante y orgánica, evocando el movimiento del agua y la navegación.  La superficie parece casi líquida y en constante transformación dependiendo de la luz y la perspectiva del observador.  Los reflejos en el titanio crean una interacción con el ambiente, haciendo que el edificio parezca cambiar de color y textura a lo largo del día.  La textura del titanio ligeramente rugoso ayuda a difuminar la luz, suavizando los reflejos de la luz.  Su forma es totalmente distinta a los demás edificios a su alrededor.  Moneo opta por un lenguaje más sobrio y geométrico, con dos volúmenes prismáticos inclinados que parecen emerger de la arena, en completa armonía con el paisaje costero.  La piel del edificio está formada por vidrio translúcido, creando una superficie homogénea y serena.  El Kursaal permite que la luz pase a través de su fachada translúcida, generando un efecto de linterna urbana por la noche.


Aunque Gehry y Moneo utilizan la superficie de maneras muy distintas, en esencia buscan lo mismo: una arquitectura que dialogue con su entorno, transmita un concepto, y genere una experiencia única para quienes la habitan o la contemplan.  Ambos arquitectos entienden la superficie no es solo un elemento constructivo, sino un medio de expresión que traduce ideas abstractas en formas arquitectónicas.  Gehry usa la superficie curva y reflectante del Guggenheim para evocar la desembocadura de la costa y la transformación de Bilbao.  Moneo emplea la geometría sobria y el vidrio del Kursaal para integrarse con el paisaje de San Sebastián, simulando dos rocas emergiendo de la arena.  En el Guggenheim, la superficie genera un juego de reflejos con el cielo y el entorno, cambiando con la luz.  En el Kursaal, la piel de vidrio traslúcido tramita la luz y hace que el edificio se perciba como una linterna urbana por la noche.  Gehry busca el impacto visual y la sorpresa con formas escultóricas y una textura metálica envolvente.  Moneo apuesta por una atmósfera serena y un lenguaje arquitectónico más discreto, pero igualmente evocador.  Ambos arquitectos exploran cómo la superficie puede transformar la percepción del espacio y la ciudad, aunque lo hagan con lenguajes opuestos. Gehry es más expresionista y Moneo más racional, pero en ambos casos la superficie es una herramienta que usan muy efectivamente para contar una historia sobre el lugar.  Ambos edificios muestran que la arquitectura no solo se trata de forma y superficie, sino de su impacto en la sociedad, la ciudad, y los seres humanos.

 
 
 

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